lunes, 3 de noviembre de 2014





(Me hace feliz)
*
Alcanzada la cota de las siete décadas, con los huesos arrugados, esquivando obstáculos, sin poder trepar ya como las cabras, hay quien tiende a hacer lo que buenamente puede, POR COSTUMBRE. Ah!... pero conmigo no contéis para eso. Aunque tenga ya las siete décadas, los huesos arrugados, y esquive obstáculos para seguir viviendo, aborrezco hacer las cosas por costumbre. Y aunque no me sienta capaz de pintarme el pelo de rojo, sí me atrevo a teñirlo de rubio recordando mi infancia, paso de la política siempre que no sea en tono chistoso, y aunque se vendan mis libros con cuentagotas, sigo escribiendo porque me gusta. 
Por eso, ayer, Domingo y Día de los Difuntos, me encantó el sermón de la Misa en la iglesia del Sagrado Corazón regentada por Dominicos. No fue un sermón por costumbre. No fue aburrido ni triste. 
No fue insulso ni adormecedor como una nana. Y a pesar de ser mucho más largo que de "costumbre" nadie bostezó, ningún niño se peleó con otro, la iglesia estaba llena, a tope, con casi el 80% de jóvenes entre los 18 y 20 años. 
Y todo eso, porque no fue una Misa acostumbrada. 
El sacerdote, siendo muy joven y gerundense, dijo la Misa en la más pura lengua castellana, porque aún no estando prevista en ese horario, entre esa juventud habían muchos extranjeros que se habían reunido para orar por la paz, y rezar el Rosario, tras dar testimonio de la persecución que están sufriendo en sus países, algunos católicos venidos de Pakistán y otros lejanos lugares. 
Los cantos, al haber tanta gente joven, fueron afinados y preciosos. 
¡ Y ME SENTÍ FELIZ ! 
¡Más feliz que paseando por la Feria! 
¡Más feliz que pisando las hojas secas! 
¡Y más feliz que subiendo a la Noria cuando tenía 15 años!
*

2 comentarios:

  1. Tienes razón, Angalu, Nos falta decir o saber decir la opinión de una entrada, como yo que me siento en buena sintonía con lo que escribes. Pienso que alguna vez tenemos ganas de decir con mayor honestidad lo que pensamos realmente de un escrito. Existe la costumbre, diría que el ritual, de ser demasiado cordiales, demasiado generosos en nuestros comentarios.¿Tendrá que ser así? Por ejemplo, a esta entrada tuya me hubiese gustado decirte que hace muchos años que no vamos a misa con mi mujer, que siendo titulado en teología he recorrido un camino largo en donde he conocido otras liturgias, otras maneras de vivir una ética responsablemente cristiana. Pero la iglesia católica no aprecia las otras opiniones.
    También he alcanzado la cota de las siete décadas. ¿Le puedo decir a alguien que escribió un poema que me hizo llorar sin que me crean exagerado? Sí, hay mucho que ocultamos. Disculpa mi extensión.
    Hasta pronto.

    ResponderEliminar
  2. No solo disculpo, sino que agradezco tu comentario. Es lamentable que por culpas ajenas se abandone la esencia católica. Pero está sucediendo y tal vez se deba a la flaqueza de la fe, ya que el sacerdocio es, simple y llanamente el vehículo que nos conduce y del que nos podemos apear cuando queramos, porque la época de la Inquisición -afortunadamente- ya pasó.
    En todas las creencias, especialmente las monoteístas, hay rasgos afines, frases que nos hacen pensar, y matices que nos unen. Pero, ahondando en la búsqueda de la perfección, aunque no seamos unos santos, siempre encontramos el frágil o fuerte hilo que nos ayuda a volver.
    Conseguir eso depende de muchos factores personales. Pero, en suma, lo importante es AMAR Y TRATAR DE SER JUSTO.
    Gracias por tu comentario.

    ResponderEliminar