domingo, 6 de septiembre de 2015


(Acueducto Azul. Mensajes y opiniones)
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Aunque a veces parezca que no estoy, aquí sigo como una más o menos densa nube, entrando y saliendo por si alguien me contesta un mensaje; aunque, por lo visto, muchos blogueros leemos mucho y contestamos poco, porque ocupan nuestro tiempo otros menesteres, que pueden ser muy diversos.
Yo tengo a mis nietas bastante lejos y no es eso lo que me impide aporrear lo que aquí llamamos ordenador y que denominan computadora en la otra orilla del charco. Aunque tampoco la aporreo por otras causas, ya que suelo acariciar sus teclas como si fuera un piano silencioso que me sirve de vehículo que me conduce cada día más allá. Lo que me impide atiborrar de contenido este sencillo blog, es la desbordante imaginación que aplasta mis ideas y me obliga a vaciar de vez en cuando el cerebro para que no explote. Ya decía Santa Teresa que la imaginación es la loca de la casa. Por eso conviene aventarla de vez en cuando. Y en ello estoy estos días que comienza a refrescar y la gandulería no se inflama con los calores apabullantes del estío. 
Ya tengo bien cimentada mi quinta novela y espero comenzar su edificación durante este otoño e invierno, aunque para ello deba documentarme, como siempre suelo hacer. No va a ser fácil. Ha estado pululando durante años alrededor de mi cerebelo, sin atreverme a ponerme al ataque. Detesto los bodrios y no quisiera ser cómplice de uno más. Así que, de vez en cuando, entraré por aquí, pero menos. 
Mientras, quedáis invitados a pasear por los blogs que sigo, que son variopintos, ya que además de la poesía, me gustan las labores, la naturaleza, el arte, las manualidades, la cocina...
Y ya no me enrollo más. ¡Hale, feliz fin de verano y buena entrada al otoño!. Ya pondré de vez en cuando alguna cosilla para que vayáis picando y hacer boca.
Con afecto,
ANGALU
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