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Cuentos de Angalu

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LA SEÑORITA DE PALAMÓS

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Todos los dias lo mismo. Por la mañana un paseo tranquilo, un ligero chapuzón con sacudida de cabeza, sin precisar peines, y, con parsimonia, buscar un rincón donde secarse al sol el tiempo justo para no broncearse.

No es un verano especial. Nada en él, es especial, porque la especial es ella. Siempre va sola. Desde que su compañero falleció en aquel desgraciado accidente opta por la soledad.

Sin padres y sin descendencia, nada le ata a este mundo. Pero le gusta el mar, aspirar su brisa, ascender a una roca y mirar los yates y pesqueros que continuamente pasan.

No cotillea con sus vecinas ni ríe a carcajadas como ellas, ni entra en conversación. Tampoco se molesta si no la saludan porque ella no saluda a nadie. Desde que falleció su compañero se quedó muda.

No ríe. Ni parece triste. Su pasotismo es total. Pero ¡eso sí! su caminar es elegante, pausado sin ser cansino, y despierta la admiración del caminante, especialmente cuando el camarero del bar la ve acercarse, guardando una prudencial distancia, con las mesas de la plazoleta y le sirve su ración de comida. Algo que, de antemano, sabe que le gusta.

Entonces si se acerca y, con elegancia, sin prisas, desayuna, o cena, si es por la tarde.

Y luego, lentamente, se aleja del lugar, paseando con señorío, sin pagar ni dejar propina.

Y nadie se extraña, antes al contrario, miran con simpatía a esa ...¡GAVIOTA SEÑORITA!

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ANGELES GARRIDO LUNA

ANGALU

(de "Cuentos de Verano")

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