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OSOS POLARES EN BUSCA DE HIELO

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El oso blanco es un animal perfectamente adaptado al frío. Tanto, que cada año espera ansioso la legada del hielo para poder volver a sus territorios de caza. El calentamiento del planeta está poniendo en peligro su supervivencia y lo ha convertido en una prueba viva de um cambio dramático.

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En verano, machos y hembras cavan uecos orientados al viento del norte cerca de la capa de tierra helada para ahuyentar a los mosquitos y protegerse del calor.

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La temporada de caza de los ojos se acorta porque el hielo llega más tarde y el deshielo se produce antes.

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Es un gigante el peligro. Teniendo en cuenta el esfuerzo extra que, en invierno, implica la caza en tierra firme, el zorro ártico aprovecha la fijación dietética del oso polar para darse un banquete sin realizar el mínimo esfuerzo.

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Siguiendo sus pasos sobre el mar helado, salta por las placas de hielo y se alimenta de la suculenta carroña que el enorme plantígrado deja tras de sí. A estas alturas del año, el zorro luce un pelaje blanco que le permite aguantar temperaturas de 50 grados bajo cero.

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En la tundra y la taiga del parque nacional de WAPUSK, a pocos kilómetros de Churchill, las liebres árticas y los lagópodos comunes (especie de perdiz nival más abundante en esta zona) también modifican su aspecto: se mimetizan con el paisaje invernal y hacen que localizarlos sea un ejercicio de agudeza visual extraordinaria.

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Actualmente, el principal peligro con que se enfrenta el oso polar es el cambio climático, que está reduciendo su hábitat. Otras amenazas destacables son la explotación de los recursos naturales en el Ártico (petróelo, gas, carbón), la contaminación del ecosistema y la caza.

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Quien desee leer más detalles de éste u otros artículos puede visitar: www.magazinedigital.com

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