jueves, 29 de enero de 2009

VÉGÉTAUX 1.973 FRANCISCO LEZCANO
E
L
C
H
A
L
E
C
I
T
O

(de
“NÁUFRA-
GOS Y SU-
PERVIVIEN-
TES”)

ME acusaban
de tontaina
Por mirar
las moscas
Y contar las
musarañas.
Pero ésta, mi perdida mirada,
Me hizo descubrir muchas cosas
Que pocos buscan y menos ven.

Entre nube y nube rosa,
Oyendo hélitros
Y siguiendo hormigas,
Un día descubrí el chalecito
Con ventanas de mar y brumas.

Tenía un no se qué...
Algo de roja caperucita;
Tal vez su tejado en punta
Y su cara blanqueada.

Nariz de stilo canario,
Portal heredado de los árabes,
Parral donante de uvas y sombra.

Una viejita, en su silla de fresno,
Al fresco parloteaba de sol a sol
Con un ser invisible e íntimo.

Flores de geranio
Incendiaban las blancas faldas
Del chalecito.

Ya he rayado
Cincuenta y seis años del calendario,
Tensado las cuerdas de muchos violines
Y jugado con mis dedos
En el sonoro telar
De no se cuantos arco iris.

El cielo azul y las nubes
Se han ido de los cristales.
El chalecito se arruga,
Agonizando entre torres del progreso.
FRANCISCO LEZCANO LEZCANO

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