Tras las primeras lluvias torrenciales
ya despunta, pujante, la otañada,
y rebrillan, lucientes y mojadas,
las verdes copas de los pinetales.
De las lavadas matas esenciales,
que abundan en el valle y la cañada,
nos llegan del perfume las varahadas
con las tempranas brisas matinales...
¡Bienvenida la lluvia bienhechora
que a la tierra sedienta da tempero
y propicia de la siembra la hora!
¡Bendito seas divino Batutero!
¡Manda también el agua redentora
para calmar la sed del Mundo entero!
ANTONIO BOCANEGRA LARRAZÁBAL
Sta. Cruz de Tenerife.
No hay comentarios:
Publicar un comentario