lunes, 21 de agosto de 2017






(Chispas para pensar)
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Una chispa vieja, sin duda, pero que está de rabiosa actualidad. ¿O nó?
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Dos aldeanos van de camino. Uno de ellos lleva del ronzal una vaca. Junto a una charca encuentran un sapo, que produce en el de la vaca un gesto de repugnancia. El compañero defiende que un sapo no es peor que cualquier otro animal que nos comamos, lo que incita al primero a retarlo: 
-Te doy la vaca si eres capaz de comerte el sapo. 
La codicia y el amor propio fuerzan al aldeano a coger el sapo y comérselo, cerrando los ojos de asco y conteniendo las náuseas. 
Entonces el otro, incrédulo ante el hecho y viendo que podría acabar perdiendo su vaca, le propone: 
-¿Me devuelves la vaca si soy capaz de comerme el medio sapo que te queda? 
El comedor de sapos ve un modo inmediato de librarse del tormento y alarga el pedazo de sapo que le queda a su compadre, quien cierra los ojos y se lo traga. Siguen su camino silencioso. Al cabo de un rato se paran. Se miran frente a frente y se preguntan, estupefactos: 
-¿Y por qué nos habremos comido un sapo?.
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4 comentarios:

  1. La avaricia borra el entendimiento. Abrazo

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  2. Y rompe el saco... dicen. Aunque de momento no se ven sacos rotos que lluevan monedas...
    UN BESUCO.

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  3. Demasiado frecuente en la vida diaria, pero no como apuesta, sino por no ser capaces de vencer la resistencia a enfrentarse.

    Besos.

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