domingo, 9 de julio de 2017

Señor me has mirado a los ojos

Desde este rincón, 
despidiendo a MIQUEL BATLLORI SANS, 
un amigo entrañable que falleció el pasado día 7, tras haber estado velando en Oración Nocturna en la Iglesia del Sagrado Corazón de Gerona. 
La misma Iglesia donde hace 50 años nos casamos nosotros.
La misma Iglesia que ha estado esta mañana abarrotada de fieles, con su esposa, sus hijos y sus nietos a la cabeza, con una entereza ejemplar. 
La Iglesia que habiendo pertenecido a Los Jesuitas a principios del pasado siglo, pasó a los Dominicos, y que hoy, por estar todos muy mayores, por falta de nuevas vocaciones para ser relevados, se está cerrando al culto. 
Tal vez rezó esa noche, para que lo la cerrasen definitivamente. 
De llegar a ser así, ya no tendrá ese disgusto. Porque desde donde está, desde ese otro mar, tendrá su espíritu otras prioridades y mejores objetivos.
¡Ojalá no se cierre!
Descanse en Paz, 
esa parte que se diluirá entre nosotros.

2 comentarios:

  1. Siempre nos resulta un dolor extremo despedir a un amigo, aunque tengamos la certeza en un después. Recibe mis condolencias y este abrazo.

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  2. Fue para nosotros un duro golpe, ya que el Domingo del Corpus Cristi lo vimos con sus esposa en las escaleras de la Catedral antes del inicio de la Procesión. Ya estaba dado de alta de una operación sin complicaciones. Y aunque solamente se insinúa, falleció de embolia, pocos días después de cesar la inyección anticoagulante . En esa mismas circunstancias fallece mucha gente. Hace dos décadas, falleció de la misma manera, un compañero de trabajo. Así que, cuando operaron a mi marido de una rodilla, le pedí al médico una prolongación de dicho inyectable. Le di mis esplicaciones y aceptó. En lugar de un mes, estuve pinchándole en el vientre dos meses completos. Y yo me pregunto: ¿Por qué no tienen esa precaución con todos los pacientes?

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