viernes, 26 de mayo de 2017



(Poetas de ayer)
*
A la muerte

Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.
Salime al campo, vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejoso los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.
Entré en mi casa: vi que amancillada
De anciana habitación era despojos,
Mi báculo más corvo, y menos fuerte.
Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé casa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.

Francisco de Quevedo



2 comentarios:

  1. Era de los que teníamos que estudiar, me encantaba su guerra con Góngora. Un abrazuco

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  2. Era muy agudo. Recuerdo aquél ÉRASE UN HOMBRE A UNA NARIZ PEGADO... que mi hijo Daniel cuando estudiaba E.G.B. lo tradujo a un dibujo estilo cómic, ocupando media página una nariz descomunal, apoyada al suelo como un huevo, y encima un hombre minúsculo, puso esa frase debajo y se la regaló a un profe de Literatura que ese año se trasladaba a Barcelona. El profe en cuestión era un narizotas y se partió de risa con el regalo. Menos mal que se lo tomó así.

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