viernes, 20 de mayo de 2016


(ABC Libros)
*
Al retirar hoy varios ejemplares de mis libros de la librería donde están la mayoría depositados, con el fin de promocionarlos en otras ciudades, al darles un repaso comprobando su estado, -que por cierto es óptimo- he dado con un cuento que ya ni recordaba y que creo va a venir aquí que ni pintado, por las fechas en que estamos. Así que voy a editarlo esperando sea del agrado de los visitantes de este humilde blog. 
De los 33 cuentos, es el número 11 y se titula -¡cómo no!- :

EL POLÍTICO Y EL CAMPESINO


Un día que como cada mañana, acariciaba suavemente  mis geranios para oler luego mis manos, contemplé como llegaba el pimpollo, elegantemente vestido y cargado de maletas. Tras dar una propina al taxista, -que supongo sustanciosa por las reverencias y atenciones que obtuvo- penetró en esa escalera que es casi un mundo para mi.
Poco tardó en darse a conocer en todo el barrio,
en la panadería, en el colmado, en la frutería, por la calle, en el parque infantil, con las mamás... en cualquier parte se lanzaba a conversar de repente, con cualquier excusa o sin ella.
-Yo soy político ¿sabe? Con poca experiencia todavía, pero de carrera. Cosa que pocos pueden decir.
Y si la gente no mostraba interés, tampoco se cortaba. Especialmente un día, que se sentó en un banco junto a Juan, un hombre ya maduro que aparentaba más edad de la que tenía y que seguía trabajando en el campo, ayudando a sus cuatro hijos y un sobrino. Que luego llevaba a la escuela a los nietos, mientras sus nueras, que habían perdido su primer empleo, ganaban un poco trabajando a media jornada en el supermercado. Entre las dos cumplían una jornada completa, cambiándose el turno a conveniencia, con permiso del dueño, para llevar los niños al médico u otro menester.
-¿Sabe usted cuántos políticos de hoy han estudiado una carrera universitaria?
-No.
-Pues muy pocos. Los que están arriba, en el vértice de la pirámide, normalmente, sí. Pero mire usted un poco más abajo, o alrededor de ellos. Muchos no tienen ni el bachiller. Otros se han comprado los títulos. Eso, si no mienten inventándose un currículum. En cambio, muchos jóvenes como yo, con una buena preparación, con estudios, como vamos por detrás se nos presenta difícil llegar a figurar en las listas, por estar los puestos copados por advenedizos y cepillos.
-¡Oiga... qué raro habla usted...! "Vértice, currículum, advenedizos...
-Perdone. Es la costumbre ¿sabe?. Me refiero que la vida para los jóvenes que empezamos intentando abrirnos camino en la política, lo tenemos muy difícil.
-Ah... ya...
-Es que la vida es dura para todos. Menos para los sobones. Si se quiere ser honrado, todo viene cuesta arriba.
-Eso pasa, sí.
-Y así no podemos ir bien. La rigidez dentro de los partidos es atroz. Y lo dicen con descaro: "quien se mueva no sale en la foto".
-Sí, eso lo decía el guerrero Guerra.
-¿A usted le parece justo eso?
-No.
-Entonces, ¿sería usted capaz de votar por savia nueva?
-Pues...
-¡Mójese, amigo, que no está delante de un periodista chismoso. Que soy un simple político nada más.
-¿Simple?... yo los encuentro muy complicados. ¿Y que me moje? ¿Por qué?
-Bueno, quise decir que no tema, que no tenga miedo. Esta es una conversación entre amigos.
-Si usted lo dice...
-Me gustaría saber su opinión.
-¡Ah... eso es diferente! Hasta ahora tan solo los he oído hablar. Lo de escuchar me parece nuevo. ¡Ya era hora!
-¿Nunca le han pedido su opinión?
-Sí, claro, en campaña electoral. Y solo para saber la intención de voto que tengo... y después si te he visto no me acuerdo. Ni cumplen lo que prometen y si lo hacen es a medias para disimular y fingir que hacen algo.
-Los que están arriba no se acuerdan de lo que cuesta llegar.
-¿A esos les ha costado llegar donde están? ... ¡quiá!... no señor... ¡a destripar terrones los mandaba yo!
-Para eso seguro que valdrían menos.
-Pues es fácil aprender. Yo lo hago desde niño. Ves... miras... vuelves a mirar... lo haces mal la primera vez, pero a la segunda ya has aprendido. Es tan fácil como arrancar malas hierbas... del campo ¿eh?, que las malas hierbas con patas no hay quien las arranque.
-Ja, ja, ja...
-Perdone, pero... ¿de que se ríe usted? ... ¿He dicho algo gracioso?
-Bien mirado, pues no.
-Ah, vale. ¿Porque sabe usted...¡de mi no se ríe nadie!
-Perdone, no era esa mi intención. Me hizo gracia su forma de expresarse, nada más.
-¿Eso de expresarse quiere decir mi forma de hablar?
-Claro. Sí.
-Bueno, ¿ y usted de qué partido es?
-De uno nuevo... está en formación. Solamente tenemos un representante en el parlamento.
-Mal vais. No os dejarán levantar cabeza. Los grandes partidos lo copan todo. Son mafias.
-¡Hombre, tanto como mafias...
-Mafias sin tiros, que se sepa... ¡que vaya usted a saber!... pero mafias son. A un primo mío, que se creía muy listo pero que era un tonto lame culos, le dijeron un día: "Tu te callas o te quitamos el coche oficial y el cargo y te ponemos a trabajar en el archivo!
-¿Y se calló?
-¡Toma, pues claro! ¿Que iba a hacer el pobre si no sabía hacer nada? Ni destripar terrones sabía.
-¿De qué partido es?
-Era... ¡que ya la espichó de tanto disgusto!
-Bueno, pues ¿de qué partido era?
-¡Que me se yo... de los de arriba...
-¿De ahora?
-¿Y que más tiene? ¡Si siempre son los mismos! Con distintos trajes y corbatas, diferentes en poca cosa, pero en lo demás, todos igualicos.
-Pues ¿sabe que le digo? ¡que tiene usted razón.
-No lo dudes. Más que un santo.
-¿Y qué me aconsejaría que hiciera pues?
-¡Ay, majo! Mejor que dejes la política y te pongas a destripar terrones, que sufrirás menos.Tardarás más en tener tu propia casa y tu propio coche. Pero te dejarán tranquilo. Solo se acordarán de ti a la hora de cobrar impuestos.
-¿Y para eso he estado estudiando una carrera?
-Pues que me se yo, para que has estudiado tanto. En eso yo no te puedo aconsejar.
-Me gusta la voz del pueblo.
-¿Qué pueblo?
-Usted.
-A mi no me sobes ¿eh?, que no vas a sacar ni pa pipas.
-No es eso. Me gusta saber lo que piensan personas honradas como usted.
-¡Ah... eso sí, honrado total! Yo siempre me he ganado mis duros trabajando como una bestia. Bueno, eso que llaman ahora "euros"... ¡Que vaya con el nombrecito para una moneda...
-Los tiempos cambian.
-Pero a pior... que ahora no podemos sembrar lo que queremos. Me obligaron a quitar un olivar hace años... ¡con unas aceitunicas que daban... y qué aceite!
-¿Y que sembró después?
-¡Nada!
-¿Y eso por qué?
-Porque quiero que se quede el suelo yermo, como recuerdo de esta tiranía.
-¿Tiene más campos?
-¡Claro! ¿De qué iba a vivir si no?
-¿Y que es lo que siembra?
-De todo un poco, hijo. Tengo huerta, árboles frutales, trigo, forraje para animales...
-¿Y no tiene trabajadores a su cargo?
-Síiii...
-¿Cuántos? Si no es indiscreción...
-Cinco. Cuatro son mis hijos. El otro un sobrino.
-¿Y a todos les gusta ese trabajo?
-Pues si señor. A todos. Mi pequeño es ingeniero agrónomo. El mayor es abogado, pero no ejerce. Estudió para defender lo nuestro. Los otros dos no quisieron estudiar y yo no les obligué.
-¿Y el sobrino?
-Mi sobrino es un zoquete, el pobre. Pero más bueno que el pan. Y trabaja tanto o más que mi burra. Pero no se queja como ella. Nunca rebuzna.
-No sea usted bruto, hombre. Las personas hablan, no rebuznan.
-¡Ay polluelo... ahora pajarico... mañana pajarraco!
-¡No entiendo a qué viene eso!
-Los que tienes por arriba, rebuznan todos.
-¡Hombre...
-¡Ni hombre ni gaitas flamencas!
-¿Hay gaitas flamencas?
-No, Por eso.
-Pero eso de rebuznar ¿por qué lo dice, exactamente?
-Porque en la vida llega un momento en que rebuznamos todos.
-Supongo que quiere decir protestar.
-¡Ay, polluelo de pelo fino...
-Sí, ya me lo ha dicho antes. Ahora pajarico, mañana pajarraco.
-¿Tu has visto a alguien hacer callar a una burra?
-No.
-¡Ni se te ocurra! No se puede. A no ser...
-¿A no ser qué?
-Que la descerrajes de un tiro, que a palos, chillan más.
¿Y eso a qué viene?
-¡Ay polluelo, eso no viene, que ya va! Que va a Misa quiero decir. No hay vuelta de hoja. Si yo soy la política, mi burra el pueblo y la trato mal... mal vamos a ir.
Intentando llevar la conversación por otros derroteros, tal como había estudiado, el pimpollo en tono suave, tirando a dulce, le preguntó:
-¿Y teniendo familia, por qué no se retira usted?
-¿Por qué? Si yo hago lo que quiero. Nadie me obliga. Pero me gusta. Me canso más que antes. Pero mientras aguante, seguiré. ¿Tu has visto algún pájaro jubilado?
-Francamente, no.
¿Y una burra?
-Menos.
-¿Y un gato?
-Tampoco,
-¿Y a una gallina?
-Pues no.
El joven comenzaba a preocuparse de no poder dominar al pobre viejo. Y Juan, más vivo que el hambre, siguió con su perorata:
-Pues escucha lo que te voy a decir: Mientras sea yo libre como un pájaro, pueda cazar como un gato, y rebuznar como mi burra, a mi nadie me retuerce el cuello como a una gallina. Y ¡Hala, vete a dar la tabarra a otra parte! Que ni tu puedes enseñarme a mi nada, ni yo a ti tampoco. Que para perder el tiempo hablando, prefiero el silencio. 
Compungido, el político se retiró a su casa.
Habían estado sentados en el banco, casi debajo de mi ventana, a la sombra del árbol cuyas ramas puedo rozar con mis manos, cuando brotan en primavera.
Cuando se fue, seguí olisqueando mis geranios riéndome hacia adentro, mientras Juan permanecía sentado. 
Intrigada había seguido su conversación hasta el final. ¡Y qué final!
En esa tesitura quisiera ver yo a todos los políticos, uno a uno, hablando con un viejo como este amigo de mi padre, que se finje un poco tonto cuando quiere, con tal de tomar el pelo al más pimpollo de esa especie. 
¡Los muy pícaros, por eso no se exponen! Y como no se exponen, no aprenden a escuchar. Son como una noria resquebrajada que pierde el agua durante su rodadera, dejando el campo seco, despilfarrando el agua. 
¡Qué pena de país!
*



6 comentarios:

  1. Como ni escrito hoy, así tal cual nos va. Un abrazo escritora

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu comentario. No hay como peinar canas y estar de vuelta de todo para tomárselo en broma. Aunque la narradora del cuento no las peine en el libro, tal vez se note quien maneja los hilos.
    UN abrazo, amiga.

    ResponderEliminar
  3. Tu pasión por las letras está gratamente plasmada en tu blog, enhorabuena.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Gracias por tu comentario. La verdad es que siempre he sido sensible al arte. Desde la poesía hasta la arquitectura, pasando por la artesanía y manualidades, hasta las artes mayores, sin dejar resquicio. Pero el tiempo y las circunstancia marcan y definen el camino.

    ResponderEliminar
  5. Gracias por estar en la lista de nuevos seguidores
    Es un placer pasar por su blog feliz fin de semana Saludos

    ResponderEliminar
  6. Gracias José Ramón por tu comentario y por pasar por aquí. En tus fotografías plasmas lo que ves y lo que sientes. Son puro arte, pura poesía.

    ResponderEliminar