lunes, 8 de septiembre de 2014




(Jarabe de Humor)
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DONDE LAS DAN, LAS TOMAN.

Un señor está en una peluquería, días antes de viajar a Roma. 
Mencionó el viaje al peluquero, el cual le dijo: 
- ¿A Roma… por qué alguien querría ir a Roma?... Siempre está lleno de italianos que apestan. Estás loco si vas a Roma… ¿Y en qué te vas a ir? 
- Voy con Alitalia , - respondió el tipo. - Aprovechamos una gran oferta 
- ¿Con Alitalia? - exclamó el peluquero. - ¡Esa mierda de aerolínea!... Sus aviones son viejos, sus azafatas feas y siempre llegan tarde. ¿Y dónde te
vas a quedar en Roma? 
- Vamos a estar en el Hotel Internacional Marriot 
- ¿Esa mierda de hotel? Todo el mundo sabe que es el peor hotel de la ciudad... Las habitaciones son pequeñas, el servicio es malo y encima son careros!... ¿Y qué vas a hacer cuando estés por allí? 
- Voy a ir al Vaticano y espero ver al Papa... 
- ¡Esta sí que es buena!, - se rió burlonamente el peluquero - Tú y un millón de personas más tratando de verlo. ¡Lo vas va a ver del tamaño de una hormiga!... Pero de todas maneras, te deseo mucha suerte en tu viaje. La vas a necesitar . 
Pasó un mes y el cliente volvió para hacerse su habitual corte de pelo 
El peluquero le preguntó acerca de su viaje a Roma 
- Fue maravilloso - explicó el tipo – No solamente llegamos a tiempo en uno de los aviones nuevos de Alitalia sino que, como había 'overbooking', nos pasaron a primera clase. La comida y el vino fueron deliciosos y tuvimos una azafata preciosa que nos atendió como dioses. Y el hotel, fue fantástico... Acababan de hacer una remodelación de 25 millones de dólares y ahora es el mejor hotel de Europa. Allí también había 'overbooking', de manera que se disculparon alojándonos en la suite presidencial… ¡sin cargos extras! 
- Bueno, exclamó sin mucho entusiasmo el peluquero, … pero supongo que no pudiste ver al Papa 
- La verdad es que fuimos afortunados porque, mientras paseaba por el Vaticano, un guardia suizo me dio unos golpecitos en el hombro y me explicó
que al Papa le gusta conocer personalmente a algunos visitantes. Me invitó cordialmente a seguirlo para llevarse a las habitaciones privadas del Santo Padre, donde en persona nos recibiría. Cinco minutos más tarde, el Papa entró por la puerta y estrechó mi mano... ¡Incluso me dirigió algunas
palabras! 
- ¿De verdad? - dijo el peluquero conmovido 
- ¿Y qué te dijo? 
Me dijo: 

- "Hijo mío.... ¡ vaya mierda de corte de pelo que llevas !

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