miércoles, 18 de noviembre de 2009


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Fábulas
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EL RATÓN CAMPESTRE Y EL CORTESANO
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Un ratón de los campos tenía por amigo a un ratón de corte y casa; éste invitado por su amigo, fuese a comer a la campiña. Mas como aquel sólo podía ofrecerle trigo y yerbajos, el ratón costesano le dijo:
-¿Sabes, amigo, que llevas una vida de hormiga?. En cambio yo poseo bienes en abundancia; ven conmigo; a tu disposición los tienes.
Partieron ambos para la corte. Mostró el ratón de casa a su amigo trigo y legumbres, higos y queso, frutas y miel. Maravillado el ratón campero, bendecía a su amigo de todo corazón y renegaba de su mala suerte. Dispuestos ya a darse un festín, un hombre abrió de repente la puerta. Espantados por el ruido los dos ratones se lanzaron temerosos a los agujeros. Volvieron luego para coger unos higos secos, pero otra persona entró en la estancia y, al verla, los dos amigos se precipitaron nuevamente en una rendija para esconderse. Y entonces el ratón de los campos, olvidando su hambre, suspiró y dijo al ratón cortesano:
-Adiós, amigo, veo que comes hasta hartarte y que estás satisfecho; pero es al precio de mil peligros y temores. Yo, en cambio, soy un pobrete y vivo mordisqueando la cebada y el trigo, mas sin congojas ni temor hacia nadie.
Enseña esta fábula que más vale llevar una existencia plácida y humilde que nadar en las delicias a costa del miedo.
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ESOPO
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