viernes, 30 de octubre de 2009


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EL AMOR ES UN PÚLSAR INSTANTÁNEO
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Primeramente fueron al cine,
sus dos relojes fragmentados por un salto de cuerda
y ya un leve trastorno en la miel de los labios.
Les cayeron encima muchos sueños
de Bali, del Caribe, de pérgolas y de veladores
y palabras esenciales rodearon sus oídos,
amazonas de nieve rebosantes de lejos.
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Al atardecer fueron arrebatados por ese vórtice
que la primera vez quema,
sol nupcial delicado y temible
que luego ahuyenta los trasgos de la vida diaria
y pone un miedo original
en cuyas ramas nacen los vaivenes.
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No hubo asalto ni complicidad,
la carne se develiza
en pálida taracea para las manos
de repente violentas. La piel transparente
se yergue como un pastor
que vocea en el monte a las ovejas.
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Quisiera derribarme, dice él,
desde un ala delta
contigo si es posible en mi costado
y ela piensar que alguien le persigue
como un aña severa
e imagina el desastre.
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El amor es un púlsar instantáneo,
un haz de estrellas que una mano arroja
sobre este mundo inocente y desgraciado.
El amor es una lluvia láctea
que moja las hazas del corazón
y olor a bienvenida y deseo de fruta.
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Nada era impasible
y no pensaron en éxodo ni en fraude.
Un dedo magnéticos en el teléfono
a la mañana siguiente:
"¿Qué tal has dormido, mi pequeña?".
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JOSÉ FÉLIX OLALLA
(de "En el tiempo intermedio"
Premio de Poesía "Mario Angel Marrodán 1994)
Ediciones Cardeñoso
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