martes, 27 de octubre de 2009


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Cuentan que Francesillo de Zúñiga estaba a punto de morir y fue a visitarle su amigo Perico de Ayala, bufón del marqués de Villena.
-Hermano -le dijo- Por Jesucristo te pido que cuando esté en el cielo, como debes, ruegues a Dios para que tenga piedad de mi alma.
-Mira -respondió-: para que no se me olvide, átame un hilo en este dedo meñique.
Y murió.
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