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LUCES DE ÓPALO

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Ocurre una mañana

que tras un telón de párpados

aparece la esperanza regalada.

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Es el alma,

querenciosa,

que de añoranzas trastoca vísceras,

y ellos.

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Está la opalescencia

de los menos ciegos

entregándote ramitos de felicidad.

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Son muchas sonrisas

de amapolas capaces

de inventar flores en invierno.

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Porque aún quedan pupilas

para otra luz

que no sea vaharina nebular.

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Aún quedan

la sonrisa

de ese niño que estrena zapatos.

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Y las agujas inertes

de esas arrugas del parque

diciéndote que, al final,

da lo mismo sumar que restar.

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MANUEL BLANCO

(Antologías Peliart)

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