lunes, 29 de junio de 2009


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En tiempo de Fernando VII, y cuando mayor era su absolutismo, había un cómico llamado Delgado con el que el público se metía en cada representación. Un buen día, decidió:
-Voy a terminar con eso. De ahora en adelante me van a aplaudir.
Y al primer pateo se adelantó a las candilejas y gritó:
-¡Viva Fernando VII!
El público se vio obligado a gritar "¡Viva!" y a aplaudir.
Continuó la representación y nuevo pateo. Delgado se adelantó otra vez y gritó:
-¡Viva Fernando VII!
Nuevos vivas y nuevos aplausos. La cosa se repitió cuatro o cinco veces hasta que el público, cansado, no se volvió a meter con el cómico.
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