miércoles, 22 de abril de 2009





¿Dónde colgó 'La Gioconda'
Francisco I de Francia?
El rey instaló la enigmática sonrisa en su baño.
Se hizo con el cuadro de Da Vinci en 1517 tras
desembolsar 4.000 escudos de oro, cuenta
Manuel J. Prieto en su libro Curistoria.
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FRANCISCO I DE FRANCIA era un hombre dado a bromas, algunas de ellas de grueso calibre.
Un día, queriendo jugar una treta a su ministro DUPRAT, que era sacerdote, arzobispo y cardenal, le dijo de pronto que el PAPA acababa de morir.
- Señor -dijo Duprat-, es menester que el trono pontificio sea ocupado por alguien fiel a vuestra majestad.
- Ya he pensado en ello, y creo que esta persona podrías ser tú; pero ya sabes lo que son estas cosas, se necesita mucho dinero y yo no lo tengo.
Duprat comprendió las palabras del rey, y aquel mismo dia le envió dos toneles llenos de oro.
- Con esto y lo que yo puedo poner -le dijo el rey-, creo que tendremos bastante.
Pero llegaron despachos de Roma diciendo que el PAPA gozaba de buena salud y Duprat le pidió al rey que le devolviera el oro.
-No te precipites -le dijo Francisco I-; ten calma, que si el PAPA no ha muerto un día u otro ha de morir.
Y SE QUEDÓ CON EL DINERO.
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(Anécdota narrada por CARLOS FISAS, en su IV SERIE DE HISTORIAS DE LA HISTORIA)
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