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Te persiguieron, negaron

y acabaron la locura

con la saña y la tortura

con que te martirizaron.

Después, te crucificaron

hasta llevarte a morir.

Negaron tu revivir

y todavía lo niegan,

sus cabezas no les llegan

a soñar un porvenir.

¿Estos seres se verán

cuando les llegue sus muertes

y sabrán cuales sus suertes

y el lugar que ocuparán?

¿Cómo se lo pasarán

cuando LA VERDAD sin peros

les muestre que sus senderos

adolecían de metas?

¿Serán plantas sin macetas

o barquillas cin remeros?

Presos de sus errores

aún, furiosos, te persiguen.

En sus sandeces prosiguen

como sus progenitores.

Heredaron sus rencores

con sus mismas aptitudes

y las hicieron virtudes

que plantar en sus rebaños;

hoy parecen los escaños

un jardín de ineptitudes.

Y es que el odio, no funciona,

nace de turbios cimientos,

edifica los tormentos

y nunca pasa o perdona.

Yo prefiero ser quien dona,

el que da sin solución,

el que pone la razón

por detrás de la conciencias

y al final sigue la ciencia

que le dicta el corazón.

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J.A. MARTIN-CANO INFANTE

CÁDIZ

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