CANTO
A
LA
ESPERANZA
*
Yo me abrí en la montaña
ebrio de héroes míos solidarios.
Perdí el voluptuoso dictamen de la flora
cuando apenas era un niño solar
dado a los juegos con la miel
sempiterna del camino.
Me dirigí al silencio,
casi desconocido, de tumbo en tumbo,
como fraguado en la inocencia misma
del relámpago,
furtivo de los rios que no piensan su flor.
Más tarde me detuve en el mar.
Y mi pisada no era suficiente
para aquella planicie de espanto
entre dos nardos.
De pronto,
la sordomuda ansiedad de los ponientes,
el recoger de polvo
en vasos de cristal,
tan vasto, enajenado,
tan soporte de hiel
en la inmanencia encadenada.
Cuando estaba en medio del livor
un borbotón de rosas resonó en mi frente,
una estela de Dios bajó a mitigar el vuelo solapado
de la sombra.
Desperté, manumitido por la gracia.
Aquel río era mar.
De tanto pasmo dislocado,
escribí la huella que rutila en la esperanza.
Porque el Dador del cielo,
renunció
a su desierto inexpugnable.
Y se hizo voz en mí.
Rio como la perla
en el fondo del mar.
*
FRANCISCO MATOS PAOLI
(Antología Mairena
de la Universidad
de Puerto Rico)
*
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