miércoles, 25 de febrero de 2009


LA VIOLETA AMBICIOSA
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Había en un bosque solitario una bonita violeta que vivía satisfecha entre sus compañeras.
Cierta mañana, alzó su cabeza y vio una rosa que se alzaba por encima de ella, raiante y ordullosa.
Gimió la violeta diciendo:
-Poca suerta he tenido entre las flores. ¡Humilde es mi destino! Vivo pegada a la tierra y no puedo levantar mi cara hacia el sol como lo hacen las rosas.
Y la NATURALEZA la oyó y le dijo:
-¿Qué te ocurre, hijita mía? ¿Las vanas ambiciones se han apoderado de ti?
- Te suplico, oh madre poderosa -dijo la violeta- que me transformes en rosa tan siquiera durante un día.
-No sabes lo que estás pidiendo -respondió la naturaleza- ignoras los infortunios que se esconden tras la apariencia de las grandezas.
-Transfórmame en un rosa esbelta -insistió la violeta - y todo lo que me acontezca será consecuencia de mis propios deseos y aspiraciones.
LA NATURALEZA extendió su mágica mano y la violeta se transformó en un rosa suntuosa.
Y en la tarde de aque día, el cielo se oscureció y los vientos y la lluvia devastaron el bosque. Y los árboles y las rosas cayeron abatidas. Solamente las humildes violetas escaparon a la masacre.
Y una de ellas, mirando alrededor de sí, dijo a sus compañeras:
-Mirad, hermanas, lo que la tempestad hizo de las grandes plantas que se levantaron con ogullo e impertinencia.
-Nosotras nos apegamos a la tierra -dijo otra- pero escapamos de la furia de los huracanes.
Y dijo una tercera:
-Somos pequeñas y humildes pero las tempestades no pueden con nosotras.
Entonces, la reina de las violetas vio a la rosa que había sido violeta, extendida sobre el suelo, como muerta y dijo:
-Ved y meditad, hijas mías, sobre la suerte de la violeta ilusionada por sus ambiciones. ¡Que su infortunio os sirva de ejemplo!.
Y oyendo estas palabras, la rosa agonizante se estremeciö y, apelando a todas sus fuerzas, dijo con voz entrecortada:
-Oidme, ignorantes, satisfechas y cobardes. Ayer era como vosotras, humilde y segura. Mas la satisfacción que me protegía también me limitaba. Podía continuar viviendo como vosotras, pegada al suelo, hasta que el invierno me envolviera con su nieve y me llevase hasta el silencio eterno, sin conocer los secretos y las glorias de la vida, más allá de lo que innumerables generaciones de violetas conocieron, desde que hubo violetas en el mundo.
Pero escuché en el silencio de la noche y oí al mundo superior decir a éste:
-El objetivo de la vida es alcanzar lo que hay más allá.
Pedí entonces a la NATURALEZA, que no es sino la exteriorización de nuestros sueños invisibles, me transformara en rosa. Y la NATURALEZA accedió a mi deseo.
Viví una hora como rosa. Viví una hora como reina. Y vi el mundo con los ojos de una rosa. Y oí la melodía del éter con los oídos de una rosa. Y acaricié la luz con los pétalos de una rosa.
-¿Puede alguna de vosotras vanagloriarse con tal honra?
-Muero ahora, llevando en el alma lo que el alma de violeta alguna jamás experimentó. Muero sabiendo lo que hay más allá de los horizontes estrechos donde nací. Y éste, es el objetivo de la vida.
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KHALIL GIBRAN

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