(Poetas de ayer)
*
Suena a glorias pasadas, y esperemos que no se hagan futuras, por la sangre derramada que comporta tales enfrentamientos y actitudes.
Quien siembra vientos recoge tempestades.
Quien siembra odio solo puede recoger venganza.
Todos los pueblos, todos los imperios, tienen de qué arrepentirse y también de qué sentirse ufano y orgulloso. No hay raza superior a otra. En todas las razas hay santos y demonios. Es algo esencial que no debemos olvidar.
Desde aquí, este humilde y sencillo rincón, quiero contribuir con mi granito de arena, recordando lo bueno, porque de lo nefasto ya se encargan los renegados, los periodistas, los políticos, los necios que siguen la manada porque es lo que toca, o porque esperan conseguir algo, y las mansas ovejas adiestradas desde hace décadas, incapaces de pensar por si mismas y de averiguar las mentiras que les han estado inculcando desde niños, a pesar de los orígenes diversos de sus padres y abuelos.
Espero vuestros comentarios tras leer con atención este mensaje y el siguiente poema.Como espero también -dicen que soñar no cuesta dinero- que todo este rumor constante que nos invade, quede en agua de borrajas, o como una discordante sonata de flauta que se olvida.
*
La poesía que traigo ahora,
se la debemos a Bernardo López García y está dedicada,
A los héroes del 2 de mayo y a la nación española.
Es larga, pero merece la pena:
Oigo, patria, tu aflicción,
y escucho el triste concierto
que forman,tocando a muerto,
la campana y el cañón.
Sobre tu invicto pendón
miro flotantes crespones,
y oigo alzarse a otras regiones
en estrofas funerarias,
de la iglesia a las plegarias,
y del Arte las canciones.
Lloras porque te insultaron
los que su amor te ofrecieron...
¡A ti, a quien siempre temieron
porque tu gloria admiraron:
a ti, por quien se inclinaron
los mundos de zona a zona;
a ti, soberbia matrona,
que libre de extraño yugo,
no has tenido más verdugo
que el peso de tu corona!
Doquiera la mente mía
sus alas rápidas lleva,
allí un sepulcro se eleva
cantando tu valentía;
desde la cumbre bravía
que el sol indio tornasola
hasta el África, que inmola
sus hijos en torpe guerra,
¡no hay un puñado de tierra
sin una tumba española!
Tembló el orbe a tus legiones,
y de la espantada esfera
sujetaron la carrera
las garras de tus leones;
nadie humilló tus pendones
ni te arrancó la victoria,
pues de tu gigante gloria
no cabe el rayo fecundo
ni en los ámbitos del mundo
ni en los libros de la Historia.
Siempre en lucha desigual
canta su invista arrogancia
Sagunto, Cádiz, Numancia,
Zaragoza y San Marcial;
en tu seno virginal
no arraigan extraños fueros,
porque indómitos y fieros
saben hacer tus vasallos
frenos para sus caballos
con los cetros extranjeros...
Y hubo en la tierra un hombre
que osó profanar tu manto...
¡Espacio falta a mi canto
para maldecir su nombre...!
Sin que el recuerdo me asombre,
con ansia abriré la historia;
presta luz a mi memoria,
y el mundo y la patria a coro
oirán el himno sonoro
de tus recuerdos de gloria.
Aquel genio de ambición
que, en su delirio profundo,
cantando guerra hizo al mundo
sepulcro de su nación,
hirió al íbero león,
ansiando a España regir,
y no llegó a percibir,
ebrio de orgullo y poder
que no puede esclavo ser
pueblo que sabe morir.
¡Guerra!, clamo ante el altar
el sacerdote con ira;
¡guerra!,repitió la lira
con indómito cantar;
¡guerra! gritó el despertar
el pueblo que al mundo aterra;
y cuando en hispana tierra
pasos extraños se oyeron.,
hasta las tumbas se abrieron
gritando: ¡Venganza y guerra!
La Virgen con patrio ardor
ansiosa salta del lecho;
el niño bebe en el pecho
odio a muerte al invasor;
la madre mata su amor,
y cuando calmada está,
grita al hijo que se va:
"¡Pues que la patria lo quiere,
lánzate al combate y muere;
tu madre te vegará...!"
Y suenan patrias canciones
cantando santos deberes,
y van roncas las mujeres
empujando los cañones;
al pie de libre pendones
el grito de patria zumba.
Y el rudo cañón retumba,
y el vil invasor se aterra,
y al suelo le falta tierra
para cubrir tanta tumba...
Mártires de la lealtad,
que del honor al arrullo
fuisteis de la patria orgullo
y honra de la Humanidad.
En la tumba descansad,
que el valiente pueblo íbero
jura con rostro altanero
que, hasta que España sucumba
no pisará vuestra tumba
la planta del extranjero.
y escucho el triste concierto
que forman,tocando a muerto,
la campana y el cañón.
Sobre tu invicto pendón
miro flotantes crespones,
y oigo alzarse a otras regiones
en estrofas funerarias,
de la iglesia a las plegarias,
y del Arte las canciones.
Lloras porque te insultaron
los que su amor te ofrecieron...
¡A ti, a quien siempre temieron
porque tu gloria admiraron:
a ti, por quien se inclinaron
los mundos de zona a zona;
a ti, soberbia matrona,
que libre de extraño yugo,
no has tenido más verdugo
que el peso de tu corona!
Doquiera la mente mía
sus alas rápidas lleva,
allí un sepulcro se eleva
cantando tu valentía;
desde la cumbre bravía
que el sol indio tornasola
hasta el África, que inmola
sus hijos en torpe guerra,
¡no hay un puñado de tierra
sin una tumba española!
Tembló el orbe a tus legiones,
y de la espantada esfera
sujetaron la carrera
las garras de tus leones;
nadie humilló tus pendones
ni te arrancó la victoria,
pues de tu gigante gloria
no cabe el rayo fecundo
ni en los ámbitos del mundo
ni en los libros de la Historia.
Siempre en lucha desigual
canta su invista arrogancia
Sagunto, Cádiz, Numancia,
Zaragoza y San Marcial;
en tu seno virginal
no arraigan extraños fueros,
porque indómitos y fieros
saben hacer tus vasallos
frenos para sus caballos
con los cetros extranjeros...
Y hubo en la tierra un hombre
que osó profanar tu manto...
¡Espacio falta a mi canto
para maldecir su nombre...!
Sin que el recuerdo me asombre,
con ansia abriré la historia;
presta luz a mi memoria,
y el mundo y la patria a coro
oirán el himno sonoro
de tus recuerdos de gloria.
Aquel genio de ambición
que, en su delirio profundo,
cantando guerra hizo al mundo
sepulcro de su nación,
hirió al íbero león,
ansiando a España regir,
y no llegó a percibir,
ebrio de orgullo y poder
que no puede esclavo ser
pueblo que sabe morir.
¡Guerra!, clamo ante el altar
el sacerdote con ira;
¡guerra!,repitió la lira
con indómito cantar;
¡guerra! gritó el despertar
el pueblo que al mundo aterra;
y cuando en hispana tierra
pasos extraños se oyeron.,
hasta las tumbas se abrieron
gritando: ¡Venganza y guerra!
La Virgen con patrio ardor
ansiosa salta del lecho;
el niño bebe en el pecho
odio a muerte al invasor;
la madre mata su amor,
y cuando calmada está,
grita al hijo que se va:
"¡Pues que la patria lo quiere,
lánzate al combate y muere;
tu madre te vegará...!"
Y suenan patrias canciones
cantando santos deberes,
y van roncas las mujeres
empujando los cañones;
al pie de libre pendones
el grito de patria zumba.
Y el rudo cañón retumba,
y el vil invasor se aterra,
y al suelo le falta tierra
para cubrir tanta tumba...
Mártires de la lealtad,
que del honor al arrullo
fuisteis de la patria orgullo
y honra de la Humanidad.
En la tumba descansad,
que el valiente pueblo íbero
jura con rostro altanero
que, hasta que España sucumba
no pisará vuestra tumba
la planta del extranjero.
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No escarmienta el hombre terco y porfiado, piensa ser dueño de la razón y se escuda en una bandera, en un trapo o un pendo. Abrazos preciosa
ResponderEliminarY se invierten los papeles, pensando ser originales. Y saben lo que prefieren y lo que no, no lo saben. No hay peor ciego, que el que no quiere ver. Y ese "Caballo de Troya", que lo tienen por amigo, se adueñarán de estos "Taifas" de esta Tierra y de sus hijos.
ResponderEliminarY mientras, aquí peleando, entre nosotros mismos.
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