domingo, 6 de septiembre de 2009


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CASANOVA cuenta que durante su estancia en Londres, oyó a su amigos lord Pernhoke ordenar a su criado que le afeitase.
-Pero -dijo- si no hay ni vestigio de barba en vuestra cara.
-Nunca lo hay -replicó él-, hago que me afeiten tres veces al día.
-¿Tres veces?
-Si, cuando me cambio de camisa me lavo las manos; cuando me lavo las manos tengo que lavarme la cara; y la manera adecuada de lavarse un hombre la cara es con una navaja de afeitar.
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