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Os presento a :
FRANCISCO LEZCANO LEZCANO
Con el presente artículo:
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LEZCANO AL CUBO
Por Antonio Raluy. S.
Opinión, lega, después de echarle un vistazo, a una nueva criatura literaria, parto-génesis Lezcaniana, cuya paternidad dicen que tiene que ver con un trío de antropomorfos que se han resistido y se resisten tozudamente a la prohibición de permitírseles observar, oír, pensar y escribir. Del trío, Pedro ya se ha ido a ese lugar donde todos los sueños son posibles y nadie parece querer volver.
Cuando decimos de alguien que “tiene mucho cuento”, “que vive del cuento”, o expresión similar, no estamos, por supuesto, ponderando, alabando, o valorando positivamente al tal. La cosa anda entre peyorativa, irónica y humorística.
Sin embargo, en literatura, y por obra y gracia de Pedro, Paco y Miguel se ha recuperado el sentido beatífico de esta expresión.
A partir del 2003, cuando se mencione a “Tres hermanos con mucho cuento”, no se estará aludiendo a tres sablistas, tres mentecatos o tres informales. No. Por el contrario, se estará hablando de una joya literaria (no exagero – joyas las hay de muchos denarios -) que ha irrumpido en nuestro monocorde ambiente para solaz de los que estamos hartos de los planteamientos de rebaño, versus “estarizaciones” “robotizaciones”, y demás artimañas tendentes a la anulación de la personalidad.
A mí, que entendérmelas con un texto me cuesta Dios y ayuda, “Tres hermanos con mucho cuento”, del Rinoceronte de Durero, de ediciones Puentepalo, que bien dirige Juan Carlos de Sancho, me ha llegado y me llega, como a otro fonámbulo con poco equilibrio interior” (Léase “La otra lógica” , de Francisco Lezcano y la misma editora).
Es un tríptico terapéutico. Es una loa a la inquietud, a la capacidad maravillosa del homo (casi sapiens) de detenerse y observar, como hace Miguel Lezcano en “El insecto, el pájaro y el lagarto”. Es una oportunidad precisa y preciosa de volver al pasado clerical – que inevitablemente nos marcó – de la mano del padre Damián antes de que nos llegue una “muerte repentina”.
Miren por donde, después de viejo, leyendo la aportación de Pedro a este triunvirato, me he venido a enterar que no es lo mismo un “manuscrito” que un “culoescrito”.
Resulta – y no entiendan lo anterior como una ordinariez –que las moscas también escriben, sólo que con el ano.
Hablar de Paco Lezcano es imposible. Necesitaríamos todo el tiempo que mi itinerario existencial en esta reencarnación me dispensara y más.
Y después del prólogo escrito por Juan Carlos de Sancho a “La otra lógica”, más difícil todavía.
Confieso que juego con ventaja al hablar de la aportación de Paco Lezcano al triángulo literario…
Los que le conocemos y tratamos solemos hacernos una pregunta: ¿Qué es lo que a Paco no le motiva y estimula su capacidad de investigar?.
Paco está más cerca – cuando encuentra al interlocutor válido – de lo paranormal, de lo fantástico, de lo místico (sin etiqueta), de lo aparentemente real, de los seres del fondo submarino, de la combinación de colores, de lo anti-convencional.
Como diría el padre Damián, está “condenado” a pensar, a observar, a plasmar, a trasmitir… no encaja en el magma de homínidos que habitualmente danzan a nuestro alrededor.
Sus relatos de Ciencia-Ficción no tienen desperdicio. Desde Eroriak cazando caribúes, hasta el “montaje industrial” de los Chupópteros, pasando por “avería” y “Litofagia”, estas once narraciones tecno-cibernéticas, tienen un encanto y un aroma especial.
Por otra parte este volumen es un éxito técnico de “Puentepalo”. Excelente impresión, afortunado tamaño de letra, un despliegue de ilustraciones (fotografía de Magda, dibujos de Rosa Marrero, colages de Paco Lezcano) y amoroso prólogo de Juan Carlos. Podría decir más cosas. Las diré del próximo libro anunciado: “Cuatro hermanos en la isla del tiempo”.
Por Antonio Raluy. S.
Opinión, lega, después de echarle un vistazo, a una nueva criatura literaria, parto-génesis Lezcaniana, cuya paternidad dicen que tiene que ver con un trío de antropomorfos que se han resistido y se resisten tozudamente a la prohibición de permitírseles observar, oír, pensar y escribir. Del trío, Pedro ya se ha ido a ese lugar donde todos los sueños son posibles y nadie parece querer volver.
Cuando decimos de alguien que “tiene mucho cuento”, “que vive del cuento”, o expresión similar, no estamos, por supuesto, ponderando, alabando, o valorando positivamente al tal. La cosa anda entre peyorativa, irónica y humorística.
Sin embargo, en literatura, y por obra y gracia de Pedro, Paco y Miguel se ha recuperado el sentido beatífico de esta expresión.
A partir del 2003, cuando se mencione a “Tres hermanos con mucho cuento”, no se estará aludiendo a tres sablistas, tres mentecatos o tres informales. No. Por el contrario, se estará hablando de una joya literaria (no exagero – joyas las hay de muchos denarios -) que ha irrumpido en nuestro monocorde ambiente para solaz de los que estamos hartos de los planteamientos de rebaño, versus “estarizaciones” “robotizaciones”, y demás artimañas tendentes a la anulación de la personalidad.
A mí, que entendérmelas con un texto me cuesta Dios y ayuda, “Tres hermanos con mucho cuento”, del Rinoceronte de Durero, de ediciones Puentepalo, que bien dirige Juan Carlos de Sancho, me ha llegado y me llega, como a otro fonámbulo con poco equilibrio interior” (Léase “La otra lógica” , de Francisco Lezcano y la misma editora).
Es un tríptico terapéutico. Es una loa a la inquietud, a la capacidad maravillosa del homo (casi sapiens) de detenerse y observar, como hace Miguel Lezcano en “El insecto, el pájaro y el lagarto”. Es una oportunidad precisa y preciosa de volver al pasado clerical – que inevitablemente nos marcó – de la mano del padre Damián antes de que nos llegue una “muerte repentina”.
Miren por donde, después de viejo, leyendo la aportación de Pedro a este triunvirato, me he venido a enterar que no es lo mismo un “manuscrito” que un “culoescrito”.
Resulta – y no entiendan lo anterior como una ordinariez –que las moscas también escriben, sólo que con el ano.
Hablar de Paco Lezcano es imposible. Necesitaríamos todo el tiempo que mi itinerario existencial en esta reencarnación me dispensara y más.
Y después del prólogo escrito por Juan Carlos de Sancho a “La otra lógica”, más difícil todavía.
Confieso que juego con ventaja al hablar de la aportación de Paco Lezcano al triángulo literario…
Los que le conocemos y tratamos solemos hacernos una pregunta: ¿Qué es lo que a Paco no le motiva y estimula su capacidad de investigar?.
Paco está más cerca – cuando encuentra al interlocutor válido – de lo paranormal, de lo fantástico, de lo místico (sin etiqueta), de lo aparentemente real, de los seres del fondo submarino, de la combinación de colores, de lo anti-convencional.
Como diría el padre Damián, está “condenado” a pensar, a observar, a plasmar, a trasmitir… no encaja en el magma de homínidos que habitualmente danzan a nuestro alrededor.
Sus relatos de Ciencia-Ficción no tienen desperdicio. Desde Eroriak cazando caribúes, hasta el “montaje industrial” de los Chupópteros, pasando por “avería” y “Litofagia”, estas once narraciones tecno-cibernéticas, tienen un encanto y un aroma especial.
Por otra parte este volumen es un éxito técnico de “Puentepalo”. Excelente impresión, afortunado tamaño de letra, un despliegue de ilustraciones (fotografía de Magda, dibujos de Rosa Marrero, colages de Paco Lezcano) y amoroso prólogo de Juan Carlos. Podría decir más cosas. Las diré del próximo libro anunciado: “Cuatro hermanos en la isla del tiempo”.
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