DEJAD que sea la espuma
-y no el fuego-
lo que me inflame.
Dejad que sea un soplo
-y no el viento-
lo que me arrastre.
Dejad que sea el silencio
-y no las horas-
mí único dueño.
*
ANGELES GARRIDO LUNA
(Erato núm. 7 - 1990 )
*
sábado, 21 de marzo de 2009
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