martes, 31 de marzo de 2015







(Pájaros sueltos)
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Si un pájaro te dice que estás loco, lo estás, porque los pájaros no hablan.
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JORGE PIZARRO
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jueves, 26 de marzo de 2015



(Fábulas)
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LA RANA Y LA GALLINA
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Desde su charco una palera rana
oyó cacarear a una gallina.

-Vaya, le dijo: no creyera, hermana
que fueras tan incómoda vecina.
Y con toda esa bulla, ¿qué hay de nuevo?

-Nada, sino anunciar que pongo un huevo.

-¿Un huevo sólo, y alborotas tanto?

-Un huevo solo, sí, señora mía.
¿Te espantas de eso cuando no me espanto
de oír como graznas noche y día?
Yo, porque sirvo de algo, lo publico.
Tú, que de nada sirves, calla el pico.

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IRIARTE
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(Lección: el que de nada sirve, mejor que calle)
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martes, 24 de marzo de 2015





(Cuentos)
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El Anillo del Maestro 
(Un cuento sobre tus valores)
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Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

 El maestro sin mirarlo, le dijo:
 -Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después… y haciendo una pausa agregó: si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
 - E… encantado, maestro- titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas. Bien, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al muchacho, agregó: – Toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y solo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
En el afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado, más de cien personas, abatido por su fracaso montó su caballo y regresó.
¡Cuánto hubiera deseado el joven tener esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Entró en la habitación.
- Maestro -dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera obtener dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
- Qué importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
- ¡58 MONEDAS! -exclamó el joven.
- Sí, -replicó el joyero- yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé… si la venta es urgente…
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
- Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo- Tú eres como este anillo: Una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño. – Todos somos como esta joya, valiosos y únicos y andamos por los mercados de la vida pretendiendo que gente inexperta nos valore.
SIEMPRE RECUERDA LO MUCHO QUE TÚ VALES, AUNQUE QUIZÁS, ALGUNAS PERSONAS A TU ALREDEDOR NO TE LO DEMUESTREN.
*
Autor Desconocido
(Así lo he recibido y así consta)
*

domingo, 22 de marzo de 2015




(Poetas de ayer)
*
En este día, que son tres 
las causas de mi resfrío:
nubes grises, viento y frío,
cuelgo tres rosas, tres,
y el poema, que no es mío.
Angalu
*

TODO ES TRES
Apuntad a esta verdad,
cabal entre las cabales:
todo es tres, y tres iguales
la Divina Trinidad;
las Virtudes Teologales,
Fe, Esperanza y Caridad;
y las cursis iniciales
que en las losas sepulcrales
expresan la Eternidad.
La división de los días;
los meses de una Estación;
las diversas trilogías
sin una sola excepción;
la edad (3-3) del Mesías
cuando su Crucifixión;
las Parcas, las tres Marías;
y las naves de Colón.
Las leyes de la prudencia:
el ver, oír y callar;
los miembros para formar
el tribunal que sentencia;
las bolas en el billar;
y las palabras, azar,
ocultismo o coincidencia,
que leyó la concurrencia
del Festín de Baltasar
Tres son las gracias, aquellas
estrellas de luz radiante
que Rubens pintó tan bellas
como fueron, tal vez, ellas;
aunque para ser doncellas
las exageró bastante;
y también son tres y estrellas
las que, en oro coruscante,
de un capitán muestran huellas
que aspira a ser comandante.
Tres, las soluciones sumas
que al hombre brinda el Eterno:
Cielo, Purgatorio e Infierno;
y los signos de uso alterno
de la Sibila de Cumas;
y los dedos del gobierno
calígrafo de las plumas;
los Mosqueteros de Dumas
y las Furias del Averno.
Tres los mayores trofeos
de arqueológico destino;
las Pirámides de Cheops,
de Chefrén y Micerino;
y los sátrapas caldeos
muertos por un asesino:
final que es tan imprevisto
como amargo hasta las heces;
y los Cismas y las Preces;
y los nombres que se ha visto
darle al Hermes Trimegisto;
y tres seguidas, las veces
que San Pedro negó a Cristo.
Tres, los metales fatales,
—plata, oro y cobre— los cuales
han causado inmensos males
siempre que fueron dineros;
y los jefes Comuneros,
cuyos rebeldes aceros
fueron también tres metales
fatales por lo mortales;
y tres, también, los brutales
y crueles compañeros
del «Vivillo» y del «Pernales».
Tres letras por sobrenombre
recibe el abecedario;
y otras tres las que dan nombre
popular a un gran diario;
tres son, sin que a nadie asombre
los tercios de un novenario,
los cables de un incensario
los enemigos del Hombre;
y las Cruces del Calvario.
Tres son, al menos, los pies
que ha de tener un asiento
para demostrar que lo es;
y los cerditos del cuento
del «Lobo feroz» inglés;
y asimismo, fueron tres
las estatuas de Ramsés
que en Egipto enterró el viento.
Tres, los seres que una cuna
reúne en torno, de fijo:
la madre, el padre y el hijo;
las provincias de Euskalduna;
los clavos de un crucifijo;
y las caras de la luna:
o, mejor dicho, las fases,
porque conviene hablar bien;
y los lados y las bases
que a un triángulo dan sostén;
y las diferentes clases
de los vagones de un tren...
si no hay hinchas futbolistas
aguardando en cada andén;
y tres los protagonistas
—contando la sierpe insana—
de la Historia del Edén
y cuya ambición sin tasa,
que hizo la orden de Dios vana,
les llevó a perder su casa
por querer una manzana.
Tres, en virtud de la tónica
de la ordenación canónica
son los votos que hace el Clero;
tres el número puntero
entre la gente masónica;
las arpas de la Sinfónica;
y los grados que, en enero,
pone por bajo de cero
el suave clima campero
de la Carpetovetónica.
Tres los paños de un dosel;
y las capas de una piel;
y los vientos de más hiél:
simoun, mistral y pampero;
las sílabas de Jardiel
(que es un rato majadero
mezclándose en el pastel)
y las noches que Luzbel
se le apareció a Lulero,
que al fin, le tiró un tintero:
según, al menos, contó él;
y los palos de un velero;
y las patas de un brasero;
las bocas del Can-Cerbero;
las verdades del barquero;
y las tribus de Israel.
Tres, las letras que el mercante
que naufraga da, anhelante,
«S.O.S.», al navegante
que acudirá a su tragedia;
tres, las partes que dio el Dante
a su «Divina Comedia»;
y tres... bueno: tres y media
las familias de la andante
gitanería ambulante
cuyo apellido es Heredia.
Tres, los tomos que hace impresa
«Las Moradas» de Teresa
de Jesús, la monja heroica;
las plazas de una calesa;
los minutos en que espesa
la salsa mayonesa;
y las hembras de alma estoica
que la tierra aragonesa
opuso a la paranoica
y torpe invasión francesa;
y los jacos de una troika
de Leningrado o de Odesa.
Tres son en el labrantío
las faenas del estío;
tres, las obras en que Talma
puso más talento y brío;
y en tres cosas siempre empalm
a el triunfo su poderío:
la lluvia, el calor, el frío,
la brisa, el tifón, la calma;
el mirto, el laurel, la palma;
la ermita, la fuente, el río;
los Enemigos del Alma,
y los naipes para un trío.
Tres las letras que, abreviando,
al insultar hacen vil;
y otras tres las que, pegando
al del insulto nefando,
tornan lo vil en viril;
tres son los hilos que, el blando
entrecruzado sutil,
y en el telar, trabajando,
usa la industria textil;
y tres las voces de mando
para el fuego de un fusil;
los afluentes del Sil:
y tres los avisos cuando
a algún torero, matando,
le echan un bicho al toril;
y las barras de un atril;
y los toros de Guisando;
y los picos del perfil
de un tricornio, exceptuando
los de la Guardia Civil,
que son dos no sé por qué,
aunque ya me enteraré
pues la cosa me interesa;
y tres son —o hay gran sorpresa—,
las hojas del trebolé,
que es como el trébol se expresa
en la canción montañesa;
y los hijos de Noé:
y tres, los gramos que pesa
—plato incluido— un bisté
de restauran! o café,
lo cual deja estupefactos:
y tres los únicos actos
que a una obra concede, exactos,
la Preceptiva francesa;
y las veces que se ve
sentarse al día a la mesa
a la gente —siempre obesa—,
de apetito y de parné:
pues, aunque es útil y amena,
la costumbre no es barata
ni hecha a base de patata,
de col o de berenjena:
y yo añado que ni buena,
porque la cena envenena
—según Avicena— y mata...
¡y aun diciéndolo, Avicena
fue por culpa de una cena
por lo que estiró la pata!
En fin —y como postdata,
que es la palabra más grata,
para el lector de esta lata,
al que doy mi enhorabuena:
tres metros de tela estrena
todo el que estrena una bata;
tres son los bajos de arena
que rodean cabo Gata;
las semanas de carena
que exigía una fragata;
y las mulas en reata;
y tres las hijas de Elena.
En el mundo, finalmente,
todo es tríptico, y tres es.
Y hasta matrimonialmente;
porque si un tiempo después
de la boda, es evidente
que ella anda dando traspiés
y que él no anda diligente,
¡pues al final, fatalmente,
será una regla de tres!
*
ENRIQUE JARDIEL PONCELA
*

sábado, 21 de marzo de 2015

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(Me hace feliz)
*

Mientras la lluvia y el viento bailan y se agitan despreocupadamente, me hace feliz pensar que he acumulado otra primavera.
Cuantos más años cumplimos, más nos hacemos conscientes de que la vida es corta, que el tiempo se nos escurre como el agua, y que es poco para cumplir todos los sueños.
¡Quién fuera como el vetusto olivo, de retorcido tronco cual amasijo de arrugas, y copa amplia repleta de prometedoras aceitunas!
Hay quien el cumplir años le llena de tristeza. 
A mi me hace feliz, a pesar de ser una estación pasada por agua, cumplir otra primavera.
Pienso que, tal vez consiga a la par que el tronco se encoge, ensancha y retuerce, que crezca en la copa otra rama repleta de pequeños y amargos frutos, que luego madurarán para alimentar a los pájaros.
No viviré tanto como el vetusto olivo, pero pensar así, hoy, me hace feliz.
*
ANGALU
*

lunes, 16 de marzo de 2015



(Pájaros sueltos)
*
Educa a los niños y no será necesario castigar a los hombres.
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PITÁGORAS
*


(Pájaros sueltos)
*
La educación y la enseñanza mejoran a los buenos y hacen buenos a los malos.

PLATÓN
*


(Pájaros sueltos)
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La democracia es más que el gobierno de las masas, donde un 51% de la gente puede lanzar por la borda los derechos del otro 49%.

THOMAS JEFFERSON
*

miércoles, 11 de marzo de 2015


(Biografías interesantes)
*
Al igual que me gusta fotografiar las pequeñas flores del campo o la montaña, me gusta escudriñar la esencia de la vida; todo lo que se apercibe o que apenas se ve. Y como no hay mejores esencias que el AMOR y la FE, os copio aquí, literalmente, una entrevista publicada en una revista que recibí ayer, que con los tiempos que corren, de cambios para mal más que para bien, tiene más miga de lo que aparenta el pan; cuando ese pan, de por sí, es ya una esperanza, que, espero, se multiplique como aquel bello milagro del PAN Y LOS PECES.
*
JUAN MANUEL COTELO, DIRECTOR DE CINE:
"El público quiere ver a Dios"
(Por Jesús García-Colomer)
.
SUS DOS últimos largometrajes rompieron todos los tópicos sobre la industria audiovisual. Tanto LA ÚLTIMA CIMA (2010) como MARY'S LAND (2013), respectivamente, fueron las cintas con más espectadores por copia exhibida en salas comerciales españolas, y ambas se han estrenado en más de veinte países. Un caso, cuando menos, llamativo, ya que la temática principal de sus trabajos es la acción de Dios en el mundo de hoy. A ÉL está dedicada la productora fundada por Cotelo: INFINITO MÁS UNO. 
-¿Desde pequeño le gustaba el cine?
-Como aficionado, pero no como profesión. Mi padre fundó el primer estudio de sonorización y doblaje en España, pero nunca me sentí llamado a trabajar en él. Era una labor técnica, y yo era más de contar historias.
-Estudió Periodismo, ¿cómo fue su transición de las noticias al cine?
-Mi trayecto profesional y mi currículum han ido tomando forma más por los trabajos que he ido dejando que por los que he mantenido. Al acabar la carrera, empecé a trabajar en una agencia de noticias. Allí conocí el mundo audiovisual y pensé que aquello era lo mío, pero me di cuenta de una cosa: que aunque parezca mentira, no podía contar las historias que yo quería contar. Si ves un telediario de hace 25 años y otro actual, verás que las noticias son iguales. Para mí era frustrante. Yo tenía claro que quería contar historias, pero no las que contaba todo el mundo.
-¿Pensaba ya en historias sobre Dios?
-Ni se me pasaba por la cabeza. Eso fue años después. Empecé a trabajar también delante de las cámaras, como actor, y cinco años después escribí y dirigí mi primera película.
-Actuó en series españolas como LOS SERRANO y COMPAÑEROS. ¿Cómo fue la experiencia?
-Muy buena. Disfruté y aprendí mucho, a parte de que me encanta ser actor. Sin embargo, no me conformo con actuar y pasarlo bien. Necesito que la historia que se cuenta sea enriquecedora a un nivel superior al puro entretenimiento, y sentía que necesitaba "algo más" que nunca llegaba.
-¿Cómo llegó?
-Tenía 39 años cuando un señor de Valencia me encargó hacer un documental sobre mártires valencianos del siglo XX. Cuando me lo propuso, intenté convencerle de que eso era un fracaso asegurado, de que a nadie le interesaría un documental así.
-¿Lo hizo?
-Sí, y aquello supuso el inicio del cambio en mi vida de fe.
-¿Pero ya tenía fe?
-A mí la fe me viene de cuna. Mis padres ya rezaron por mí antes de nacer. La piedad siempre fue una práctica normal en mi casa y en mi vida. Nunca me costó ir a Misa, nunca me costó rezar. Llegué a ser lo que podría decirse un católico satisfecho con su estado de fe, que es lo más peligroso que le puede pasara un cristiano. Era un teórico de la fe.
-¿Qué pasó con ese documental?
-Este hombre me dejó un par de libros de mártires. A los veinte minutos de empezar a leer uno de ellos, estaba fuertemente impactado, y me dije: "¡Esto es una bomba!". Yo estaba acostumbrado a leer otro tipo de libros espirituales, pero aquello eran testimonios de personas que no contaban nada sobre cómo vivir la fe, sino que la hicieron vida. Una vez que enseñé el documental a amigos míos que no tenían fe o que no la entendían, y vi su reacción, me di cuenta de que eso era a lo que me quería dedicar toda mi vida.
-¿Hay espacio para Dios en el cine o la televisión?
-¡Sin duda! El público quiere ver a Dios, y si no lo ven, es porque nadie se lo ha dado. ¿Dónde está el público? Frente al televisor, en las salas de cine, viendo lo que le pongan. Esto que digo ahora, se ha confirmado con el tiempo a través de la productora INFINITO MÁS UNO. No te imaginas cuántos que se presentan como ateos o agnósticos nos agradecen nuestro trabajo.
-¿Fue después de hacer este documental sobre los mártires cuando se fundó INFINITO MÁS UNO?
-No fue tan sencillo. Yo tenía la idea muy clara, pero no tenía compañeros de viaje. Encontré muchas personas que aplaudían la idea, pero que no estaban dispuestas a arriesgar un céntimo por ello, ni tampoco su imagen. Me propusieron muchas veces hablar de "valores cristianos", pero me recomendaron no hablar de Dios. Tenían pánico a hablar de Dios directamente. Se sentían más cómodos hablando de humanismo cristiano, cristianismo, amor, paz, familia... Pero sin mencionar expresamente a Dios. Finalmente, Dios fue muy explícito conmigo.
-De qué modo?
Lo empecé a escuchar. Me di cuenta de que yo, que tenía fe, no estaba educado para escuchar a Dios, y sí para hablarle y pedirle. Tenemos que escuchar a Dios, porque Él no para de hablar. Mi relación con Él había sido siempre una especie de monólogo. Pero un día me di cuenta de que lo que Dios me pedía no era encontrar a la persona que pusiese en marcha esta empresa, sino que la pusiese en marcha yo. En ese momento dejé mi trabajo de profesor en la Universidad y decidí dedicarme únicamente a esto. Quería meter a Dios en las salas de cine.
-¿Fundó usted solo la empresa?
-Sí. Me fui una mañana a ver a un notario y le dije que quería un CIF para una empresa."¿Cuál es el nombre?", me preguntó, y le dije: "INFINITO MÁS UNO". No tenía plan de negocio, ni diseño empresarial, ni logotipo, ni proyectos, ni nada. Pero fue dar ese paso de confianza en Dios y comenzaron a aparecer las personas que necesitaba en cada momento.
-Cualquier consultor le diría que estaba abocado al fracaso...
-Bueno, eso podía parecer, pero el fracaso real es no cumplir la voluntad de Dios. Yo la conocía desde hacía muchos años atrás, pero como te digo, dejaba pasar aquello. Con el tiempo he ido aprendiendo que Dios trabaja con todos, pero algunos aceptan dejarse servir por Dios, y otros no. La invitación es universal.
-Después llegó el éxito de LA ÚLTIMA CIMA.
-Yo tenía otro proyecto. Quería contar la historia de un boxeador converso, pero ganaron las ideas de Dios y no la mía. Más que éxito, LA ÚLTIMA CIMA fue, para mí y para los que confiaron en lo que yo decía, una confirmación de que esto es verdad, de que Dios cuenta con nosotros. Contigo, conmigo. No de forma retórica, sino auténtica, y además cuenta con nosotros para cosas grandes. Una lección que he aprendido es que si trabajas con Dios, no debes sorprenderte de nada, todo puede pasar. Y al mismo tiempo, cuando las cosas parezcan torcerse, no pierdas la calma. Es Dios quien lleva tu vida.
-¿Por qué luego MARY'S LAND?
-Fue idea de Dios. Yo quería hacer el documental sobre el boxeador, pero fui a MEDJUGORJE y me di cuenta de que Dios me estaba hablando de nuevo. Me decía: "No, el boxeador, no. Mi madre". Entonces hicimos MARY'S LAND.
-Habla de escuchar la voz de Dios como si tal cosa...
-Si haces oración y abres los oídos del corazón, podrás oír como te susurra.
-¿Qué veremos próximamente?
-Tenemos muchos proyectos, y todos me parecen importantes y urgentes. Quisiera hacerlos todos. Al final, es Dios mismo quien va marcando el ritmo.
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martes, 10 de marzo de 2015


(Me hace feliz)
*
Me hace feliz, tras comer en casa, ir con mi marido a una terraza del parque a tomar el café, y, mientras nos acaricia el tímido sol de este largo y frío invierno, contemplar como los niños pequeños que todavía no van a la escuela, dan de comer a los patos y palomas, -aunque las gaviotas, las pajaritas de las nieves o las cotorritas se cuelen- o como luchan éstas entre sí, tratando de aparearse en las enjutas y desnudas ramas de los árboles. Y hablamos de recuerdos, que ya se han acumulado muchos en tantos años. Me hace feliz, después, pasear despacio por el parque buscando esos rayos de sol que se cuelan entre las ramas y sentarnos de nuevo en un banco. Y cuando ya el sol comienza a despedirse, dar un último paseo y marchar de compras, o a casa. Y mientras mi marido pasa las fotos del día al ordenador, yo me entretengo con cualquier labor casera o escribo chorraditas como ésta. 
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domingo, 1 de marzo de 2015


(Me hace feliz)
*
Me hace feliz ver el amanecer con sol, o, al menos, en invierno, que aparezca entre las nubes de vez en cuando, a lo largo o corto del día.
Cuando se ha alcanzado cierta edad, cada día es un regalo y es fácil sentirse feliz con poca cosa. 
Si ayer me hacía feliz despotricar contra la casta política, -por poner un ejemplo de los cambios que pueden experimentarse a lo largo y ancho de la vida- hoy me hace más feliz ignorarlos por completo. A lo sumo, desearles que tropiecen con su propio pedregal y caigan espanzurrados sobre un sembrado de cactus como el que aparece en la fotografía. Solamente con imaginarlos rebozados de pinchos y púas, me siento feliz. 
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