sábado, 4 de julio de 2009


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Regaló una vez la reina a su peluquera un vestido de moiré antique morada y ésta se lo dio para arregla a una modista. Al deshacer la falda se encontraron en su bolsillo varios billetes de banco que la modista, mujer de conciencia, entregó a la peluquera y ésta, no menos escrupulosa, quiso devolver a Su Majestad. Pero Isabel II, rumbosa como siempre, los rechazó diciendo:
-Quédate con ellos, son el adorno del vestido.
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