martes, 7 de julio de 2009


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MORIR O EL AGUA
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¿Qué soledad no muere al madrugarte,
noche tan escotada, rosa terca,
placentera mitad de mi alto miedo?
¿Tañe junio, muriendo,
la aurora tropezada de mis manos?
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Se me equivoca el mar, se me equivoca
el rojo herido de mi sangre antigua.
Mientras toda mi nada se resbala
por la mejilla escueta de la tarde
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¿Podrán no regalarme, tan de parto,
la luz, la anochecida, toda el alba
el pan azul naciéndose en su orilla?
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Y esta dalia zaguera.
Y ente lienzo.
Y esta siesta de labios, tan despacio.
Y este noviazgo negro.
Y esta aldaba.
De par en pal la miel.
Y esta azalea.
Y este avisar con agua la mañana.
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Amortajar a Dios y este lucero:
y el cielo pare pámpanos y arropo
sólo un clavel mordido.
Un mirlo solo.
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Y este avisar con agua la mañana.
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ISABEL ABAD
("De espaldas a mis ojos")
Colección Torremozas
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