miércoles, 22 de julio de 2009


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El papa León X recibió un día la visita de un alquimista llamado Aurelio Augurelli, que le dedicó un poema, pues también se las daba de poeta, titulado CHRYSOPOEIA que es el nombre griego que los antiguos alquimistas daban al arte de fabricar oro. El papa hojeó el libro y, cuando su autor se las prometía muy felices pensando en la recompensa que recibiría, oyó que el pontífice le decía:
-¿Conque sabes fabricar oro? Pues mando que te den un gran saco vacío para que puedas llenarlo con él.
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