miércoles, 15 de julio de 2009


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El corredor de comercio de San Sebastián don Antonio Díaz tuvo un asunto judicial para solventar el cual era necesario un pleito.
Acudió a un abogado amigo suyo, a quien fue a explicar el asunto. Pero no bien había comenzado la exposición, fue atajado por el letrado, quien le participó que la parte contraria acaba de encargárselo.
Al ver la contrariedad del litigante, le ofreció recomendarle otro abogado amigo suyo. El señor Díaz aceptó encantado, y el letrado le dio una carta par su compañero.
La carta iba cerrada. Pero el litigante, un poco escamado cuando meditó lo ocurrido, decidió no entregar la carta, abriéndola para ver en qué términos le recomendaba. La carta decía sencillamente:
"Ahí te mando a ese pollo para que lo desplumes".
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