domingo, 21 de junio de 2009


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PIDE AL TODO UN DESPOJO DE SU LUZ
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Sobre la tabla, en rígido descanso
-el lecho y las paredes del tabuco
alargado, también son de madera-
cerrado el ventanal de los sentidos,
el alma, ensimismada, entre en la noche,
esa noche sin fondo y sin brocal,
en la que, hechos añicos, se despeñan
la soberbia, el placer, la adulación,
la gloria, el heroísmo, la virtud,
el saber, el honor, el sacrificio...,
hasta la fe se siente desatada
del abrazo apretado del amor
al querer detenerse, en su desplome,
suspensa en el vacío del silencio.
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Tan sólo la esperanza titubea
junto al borde y, miedosa ante el abismo
infinito que llena la enigmática
y eterna oscuridad en la que esperan,
siempre abiertas, las fauces de la Nada,
pide al Todo un despojo de su luz
que mana, como de una zarza bíblica,
de su ser, sin cesar, inagotable.
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DIEGO GRANADOS
ALBOX-Almería
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