*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
Una vez un cómico que debutaba como meritorio en una obra que dirigía Antonio Vico, le correspondía un papel no ya pequeño sino insignificante.
El diálodo era como sigue:
-¿Está en casa el señor marqués?
-Si-debía responder el aspirante a actor.
-Y la señora marques, ¿está?
-Si.
-¿Y su hija?
-Si.
Tres síes solamente, pero que al novel émulo de Ricardo Calvo le parecieron algo importante. Llegaron los ensayos y el hombre respondía maravillosamente y le decía a Vico:
-¿Ve usted, señor, cómo no me equivoco?
-En los ensayos no, pero veremos en la función.
Llegó el día del estreno y llegó también el momento en que el novel debutaba.
Y el diálogo fue el siguiente:
-¿Está en casa el señor marqués?
-Si -respondió el meritorio, indicándole a Vico que no se equivocaba.
_Y la señora marquesa, ¿está?
-Si -y el pobre noval hizo con los dedos la señal de dos con aire victorioso.
-¿Y su hija?
Y el pobre infeliz, con voz vibrante, dijo:
-¡Tres!
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario