sábado, 28 de febrero de 2009



Miguel Barceló,

tumbado en la

plataforma desde

la que realizó la

cúpula de la sede

europea de las

Naciones Unidas.

La fotografía

pertenece al libro:

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"EL MAR DE BARCELÓ"

(Ed.Península y Art.62),

con fotos de Agustí Torres y textos de Rodrigo Rey Rosa.

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BARCELÓ, O EL PRECIO DEL ARTE

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(Artículo publicado en LA VANGUARDIA,

28 de diciembre del 2.008)

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La sede ginebrina de las Naciones Unidas inauguró en Noviembre una cúpuña pintada por MIGUEL BARCELÓ, gentileza del ESTADO ESPAÑOL: más de 1.400 metro cuadrados de abstracto y seductor colorido, donde la evocación de fondos marinos y grutas, habituales en la obra del artista mallorquín, vehicula ideas de futuro como son la diversidad y el multilateralismo.

La operación, diseñada a mayor gloria de la diplomacia española, que asociaba así la reformada sala de Derechos Humanos de la O.N.U. a su propuesta de Alianza de Civilizaciones, desató una tormenta política. En especial cuando se supo que la factura subía a VEINTE MILLONES DE EUROS -SEIS de ellos entregados a Barceló, a cambio de la producción de la obra- y que un CINCO POR CIENTO de dicha cantidad procedía de FONDOS RELACIONADOS CON LAS AYUDAS A LOS PAISES MÁS NECESITADOS.

Fue una lástima. El exceso de costes y de críticas no reflejó la España soñada, sino la real: LA QUE PROMUEVE LA CONCORDIA GLOBAL MIENTRAS, EN CASA, INCURRE EN EL CAINISMO DE SIEMPRE.

(Texto de LLÀTZER MOIX)

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